martes, 14 de mayo de 2013

ética o estética,la eterna dicotomía del fotoperiodismo ( o que la realidad no te arruine un buena foto)


La imagen que Paul Hansen tomó en Gaza y que ganó el World Press Photo. / PAUL HANSEN (AP)


TOMMASO KOCH / JUAN PECES Madrid / París 14 MAY 2013 - 16:19 CET  - El Pais.es



No se ha cumplido la profecía de los acusadores. Pero algo sí se ha movido. “Es solo cuestión de tiempo antes de que la organización World Press Photo retire el premio a Paul Hansen”, auguraba ayer el blog de tecnología Extreme Tech.

En un artículo que mezcla información y opinión, dicha publicación abunda en las acusaciones vertidas contra el fotoperiodista sueco, galardonado con el premio World Press Photo a la instantánea del año, acerca de su supuesta excesiva manipulación fotográfica. Y lo hace afirmando que la imagen galardonada es en realidad la mezcla de tres fotos diferentes. Para ello se basa en el análisis técnico realizado por Neal Krawetz en el blog The Hacker Factor. Una nota a pie de página anuncia que el artículo de Extreme Blog ha sido actualizado esta mañana para "suavizar ligeramente la afirmación de que la imagen es una mezcla de tres imágenes distintas".

Ante las acusaciones vertidas contra el fotógrafo ganador desde el propio anuncio del reconocimiento, de las que se hacía eco recientemente el semanario alemán Der Spiegel, World Press Photo ha decidido hoy encargar a dos expertos independientes “una investigación forense sobre la imagen”, cuyos resultados serán anunciados “en cuanto estén disponibles”.

Eso sí, la organización defiende en un correo electrónico que todo ocurre con la “colaboración completa de Hansen”. De hecho, World Press Photo aclara que el estudio busca “limitar ulteriores especulaciones” y que el fotógrafo sueco “explicó en detalle cómo procesó la imagen”. Por tanto, el jurado “no tiene razón para dudar de sus afirmaciones”.

La fotografía en cuestión retrata a dos hombres palestinos, acompañados por un río de personas, que llevan por una calle de Gaza los cadáveres de dos niños, envuelto en sábanas blancas. Hansen, que trabaja para el diario sueco Dagens Nyheter, contó en su momento que los hombres llevaban a los menores hasta la mezquita. Detrás iba el cadáver del padre, en una camilla, y envuelto también en lienzos blancos. Los pequeños, Suhaib Hijzi y su hermano, Mohamed, tenían dos y tres años y perecieron en el bombardeo que destruyó su casa. El misil que reventó el edificio provenía del Ejército israelí, según el relato del fotógrafo.

“Entiendo que en ese contexto geopolítico siempre habrá quien ponga interrogantes", contaba hace un mes a este periódico el fotógrafo, respecto a las críticas recibidas. Además de la supuesta falsedad de la imagen, o de que sea el resultado de tres fotos distintas, la instantánea ha recibido ataques también por el tratamiento de la luz, que habría acentuado la espectacularidad de la foto.

En declaraciones realizadas al sitio de información australiano News.com.au, Hansen niega categóricamente que la fotografía sea el fruto de una manipulación o una falsificación: "Nunca ha sido una fotografía mía examinada con más profusión, por cuatro expertos y jurados de fotografía de todo el mundo".

El fotógrafo detalla al periodista de News.com.au el proceso seguido al editar la imagen: "Al corregir los tonos y el equilibrio irregular de las luces en el callejón, procesé el archivo RAW [el archivo original que genera el procesador de la cámara con toda la información recogida por el sensor] con una densidad diferente para aprovechar la luz natural, en lugar de subexponer y sobreexponer [disminuir o aumentar la luz de una zona]. Con el fin, de hecho, de recrear lo que vio el ojo y obtener un rango dinámico [de tonalidades] más amplio. Simplemente, es el mismo archivo editado sobre sí mismo".

La edición de una imagen es una práctica habitual en el fotoperiodismo, y en particular cuando se envían imágenes a concursos fotográficos. Siendo diferentes los niveles de permisividad según se trate de agencias informativas, periódicos o un concurso o exposición, el fotógrafo intenta, principalmente, compensar con un programa de edición (Adobe Photoshop, Aperture o similar) los posibles errores de medición de la luz.

Como explicó a El País en Amsterdam –sede de World Press Photo– el presidente del jurado de fotografía y vicepresidente de Associated Press, Santiago Lyon, dicha agencia tiene un criterio "más estricto" sobre lo que se puede modificar o no de una foto en postproducción. Pero Lyon ponía el énfasis en que una imagen "debe transmitir lo que ocurrió y vio con sus ojos el fotoperiodista", y no veía motivo para dudar de la foto premiada.